lunes, 20 de agosto de 2018

EnEstaRevoluciónHayPoesía - 14 de julio


La poesía feminista que atraviesa los cuerpos
Segunda Edición - 14 de julio
#EnEstaRevoluciónHayPoesía 



    Los sábados 30 de junio, y 7 y 14 de julio tuvo lugar en la librería la segunda edición de los encuentros «La poesía feminista que atraviesa los cuerpos», unas reuniones en las que, con la poesía de autoras como vehículo e inspiración, debatimos y compartimos sobre los temas esenciales que forman parte del debate feminista actual y que, por lo general, tienen a nuestros cuerpos, sus dilemas y placeres, en el centro. Los encuentros tienen como objetivo principal la creación de un espacio de mujeres seguro en el que poder compartir inquietudes, argumentos, dudas, reflexiones (¡y, por supuesto, desacuerdos!) acerca de debates feministas fundamentales de nuestros días, y en el que compartir y descubrir cómo la poesía nutre y apela también a esos debates. De hecho, estos encuentros forman parte de la iniciativa #EnEstaRevoluciónHayPoesía que entiende que la poesía es una estrategia esencial para la movilización y el cambio social. Como sostienen dos de nuestras maestras, Adrienne Rich y Audre Lorde, la poesía no sólo reconstruye los fragmentos dispersos de nuestra identidad, también nos recuerda que son los vínculos que compartimos los que tienen posibilidades redentoras. La poesía no es un lujo, es parte consustancial a la revolución.



Poder y empoderamiento

«y aquí estás tú, viviendo,
a pesar de todo».

--Rupi Kaur

En el tercer encuentro se proponía una reflexión sobre las fuentes y manifestaciones de nuestro poder, y sobre los desencadenantes de nuestro propio empoderamiento. Comenzamos reflexionando acerca de cómo, al hablar de poesía y empoderamiento, parece obligado detenerse en la obra de las grandes poetas negras estadounidenses: autoras como Lucille Clifton, Maya Angelou, Alice Walker o June Jordan (lamentablemente su producción poética se encuentra inédita en castellano). Estas poetas reflejan en su obra la resiliencia y el proceso de empoderamiento, y de conformación y recuperación de una voz propia frente a la discriminación y a las violencias múltiples. En su obra se observa claramente el vínculo entre hacer valer la propia voz y el propio relato, y el atesoramiento y refuerzo de poder, tanto en una vertiente personal como comunitaria. En el ámbito de la narrativa, también pudimos señalar distintas autoras que en sus novelas identifican procesos de empoderamiento; en concreto, reflexionamos juntas acerca de cómo en obras contemporáneas se identifica el empoderamiento con la capacidad de escribir o narrar nuestra propia historia; ejemplos notables son Del color de la leche, de Nell Leyshon o Cuando te golpeo, de Meena Kandasamy. En ambas novelas, sus protagonistas -Mary y la joven esposa, respectivamente- asumen que la escritura es una forma de combatir la desposesión de sus identidades, de sus voces y de su poder por parte de las violencias cometidas contra ellas. En el ámbito del ensayo, son innumerables las obras contemporáneas que han reflexionado sobre el poder. Retomando dos de los libros que mencionamos en la sesión previa, Mujeres y poder, de Mary Beard, recoge diferentes facetas del poder desde la mirada de género (es especialmente interesante lo que concierne a la política simbólica de las mujeres que atesoran poder en espacios institucionales); Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit, comienza con una elaboración sobre el mansplaining, la manera en que, de manera dominante, los hombres ejercen su poder imponiendo su palabra y su relato, y como tal, acallando sistemáticamente a las mujeres.

Para adentrarnos sobre el concepto mismo de empoderamiento (puede consultarse su definición en el libro Barbarismos Queer) compartimos reflexiones acerca de su vertiente individual, vinculada a la toma de conciencia sobre las propias capacidades y destrezas; aquí se incluiría también el reconocimiento de que lo que nos ocurre como mujeres no es fruto de condiciones individuales (nuestra mala suerte, malas decisiones o falta de intuición…) sino de prácticas y estructuras que promueven discriminación y violencias. Y es en este reconocimiento en el que juegan un papel fundamental los grupos de mujeres; así lo expresa Grace Paley en su libro La importancia de no entenderlo todo:

«Cabe recordar que ahora existen grupos de mujeres y que en ellos las mujeres defienden con firmeza sus derechos y que hablan incansablemente unas con otras.
Se reúnen en una casa o en un local (…) para escucharse, para decir:
“Este es mi problema, me duele aquí”.
Y entonces otra responde: “A mí también”. Y se escuchan. Es lo que me pasó a mí»  


También reflexionamos sobre la vertiente colectiva del empoderamiento, relacionada con las políticas de la presencia, con el debate alrededor de las cuotas, con las formas de liderazgo, con la participación en espacios institucionalizados de poder (en este punto tuvimos ocasión de debatir sobre mujeres en espacios de política institucionalizada, como Manuela Carmena, Ada Colau, Carmen Calvo o Alexandra Ocasio). A partir de aquí surgió un interesante debate sobre qué entendemos por «poder», las resistencias (o el rechazo abierto) que nos provoca o el ánimo de redefinir sus objetivos, estrategias y prácticas.

En esta sesión fueron ineludibles los poemas sobre la recuperación del poder, sobre el renacimiento que el empoderamiento expresa:

«De las barracas de la vergüenza de la historia
yo me levanto
desde el pasado enraizado en el dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindando los regalos legados por mis ancestros.

Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto».
--Maya Angelou   

«No soy alguien equivocado: Equivocada no es mi nombre
Mi nombre es mío mío mío
y no puedo decirte quién demonios organiza las cosas así
pero puedo decirte que desde ahora mi resistencia
mi sencilla y diaria y nocturna autodeterminación
puede perfectamente costarte la vida»
-- June Jordan


Y especialmente, el poder de las supervivientes:

Supervivencia (extracto)

Así es como sobrevivimos:
sobrevivimos.
He aprendido que no hay trucos
para romper los dedos
de todo aquello que nos ahoga mientras dormimos.
No hay remedios que se lleven consigo
la angustia sin que se necesite la palabra «tiempo»
escrita compasivamente en la cara de nuestra terapeuta.
Sobrevivimos sobreviviendo.
Lo hacemos inconscientemente,
del mismo modo que nuestros cuerpos se acuerdan de
respirar, incluso cuando están durmiendo.
El primer paso es siempre decidir
dar el primer paso.
(…)
Enséñate a ti misma a navegar a través de la herida
y toma nota de todos los lugares
que ves en esa travesía…
--Caitlyn Siehl

Compartimos también poesía que tiene que ver con un tipo de poder especial: el que se relaciona con la admiración y disfrute del propio cuerpo:

«La onda de mi cabello,
La palma de mi mano,
(…)
Por que soy una mujer.
Espectacularmente.
Mujer espectacular.
Esa soy yo».

--Maya Angelou

«estas caderas son caderas grandes
necesitan espacio para
moverse

no caben en lugares
pequeños e insignificantes. estas caderas
son caderas libres
no les gusta ser reprimidas».

--Lucille Clifton


También nos inspiraron otros poemas de Hollie McNish, Mia Gallegos, Edith Södergran, Alfonsina Storni o Ijeoma Umebinyuo.

Terminamos este encuentro poniendo en común cuáles son nuestras estrategias de empoderamiento: qué nos ayuda a reconectar con nuestro poder, qué nos facilita «ganar poder» tanto en el plano personal como en los espacios de los que tomamos parte.

--

Todo esto ocurrió en los tres encuentros. No obstante, la riqueza de la discusión, de la puesta en común y el aprendizaje conjunto desborda lo recogido en las líneas anteriores. Muchas otras mujeres aparecieron en la conversación, desde Almudena Hernando, Virginie Despentes o María Galindo, a Margarita Ferreras, pasando por Shonda Rhimes o Hannah Gadsby. El entendimiento de nuestras experiencias personales como experiencias con resonancias políticas nos llevó a abordar las marcas de género, las resistencias y los conflictos en torno a la maternidad, la salud mental o el «síndrome de la impostora». Los encuentros son espacios vivos, de escucha y de reflexión conjunta, de cuestionamiento de nuestros presupuestos de partida. De compartir quiénes somos y lo que hemos aprendido en el camino. 

lunes, 13 de agosto de 2018

EnEstaRevoluciónHayPoesía - 7 de julio


La poesía feminista que atraviesa los cuerpos
Segunda Edición - 7 de julio
#EnEstaRevoluciónHayPoesía 




Los sábados 30 de junio, y 7 y 14 de julio tuvo lugar en la librería la segunda edición de los encuentros «La poesía feminista que atraviesa los cuerpos», unas reuniones en las que, con la poesía de autoras como vehículo e inspiración, debatimos y compartimos sobre los temas esenciales que forman parte del debate feminista actual y que, por lo general, tienen a nuestros cuerpos, sus dilemas y placeres, en el centro. Los encuentros tienen como objetivo principal la creación de un espacio de mujeres seguro en el que poder compartir inquietudes, argumentos, dudas, reflexiones (¡y, por supuesto, desacuerdos!) acerca de debates feministas fundamentales de nuestros días, y en el que compartir y descubrir cómo la poesía nutre y apela también a esos debates. De hecho, estos encuentros forman parte de la iniciativa #EnEstaRevoluciónHayPoesía que entiende que la poesía es una estrategia esencial para la movilización y el cambio social. Como sostienen dos de nuestras maestras, Adrienne Rich y Audre Lorde, la poesía no sólo reconstruye los fragmentos dispersos de nuestra identidad, también nos recuerda que son los vínculos que compartimos los que tienen posibilidades redentoras. La poesía no es un lujo, es parte consustancial a la revolución.



Haciendo oír otras (nuestras) voces


«Llevabas diez mil siglos despertando

y el fuego ardía impaciente en tu boca».

--Chantal Maillard

El segundo encuentro se dedicó a conversar sobre la voz, nuestra voz, su valor y legitimidad en nuestras sociedades. Recordamos el magnífico capítulo sobre el «síndrome de Casandra» en el libro Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit, en el que la autora disecciona cómo la credibilidad es una lucha cotidiana para las mujeres debido a las prácticas patriarcales que se asientan en la deslegitimación o ignorancia de nuestros relatos; y ello, como la actualidad nos recuerda, es especialmente cierto en el caso de los relatos que conciernen a las violencias sobre el cuerpo de las mujeres. Sobre Casandra recae la maldición de no ser creída cuando rechaza tener relaciones sexuales con Apolo, por lo que Solnit afirma que la autoafirmación sobre el propio cuerpo y sobre los deseos por parte de las mujeres, especialmente en el terreno de la sexualidad, está unida a la representación masculina de las mismas como carentes de credibilidad, y ante ello cabe su silenciamiento o ridiculización, como histéricas, locas o exageradas. En la visión de Mary Beard (Mujeres y poder), la consolidación y refuerzo de la masculinidad tiene que ver con el acallamiento de la voz de las mujeres o con su deslegitimación, tal como ocurre cuando Telémaco hace callar a su madre, Penélope. De ahí la necesidad de que las mujeres encontremos los espacios y las estrategias para hacer oír nuestros relatos y que estos sean considerados parte del acervo común de lo importante. Nos inspiramos en Chimamanda N. Adichie para recordar que la historia única, la historia que se narra desde el poder patriarcal, es peligrosa, dañina, invisibilizadora y, en definitiva, falsa en su parcialidad (El peligro de la historia única). O como diría Kameron Hurley en su libro La revolución feminista geek: «Tu voz es poderosa. Tu voz tiene sentido. Si no fuera así, no habría tantas personas esforzándose tanto en silenciarte». Y de ahí se inicia necesariamente una reflexión que tiene que ver con las mujeres a las que nosotras mismas invisibilizamos, los relatos que acallamos o a los que restamos importancia, la pregunta acerca de la voz de qué mujeres queda sistemáticamente en los márgenes de los debates feministas dominantes.

En la sesión nos guiaron los versos de poetas que han escrito sobre el silenciamiento y el imaginario simbólico de las «lenguas cortadas» de las mujeres:

«toda mi vida
me he
tragado la lengua.
tragado la lengua.
tragado la lengua.
estoy tan atiborrada de mi propia lengua
que podrías pensar que hablar es fácil.
pero no lo es.
-para quienes, como yo, nos guardamos nuestras vidas en la boca»
--Nayyirah Waheed


«y el silencio su sello puso

sobre labios ya mudos,

qué puede sorprenderte.



(…)
si ya tanto llovió sobre mojado».
--Ángeles Mora


«La página inundada de silencio.
¿La entiende alguien?»
--Julia Uceda


Pero también hubo espacio para la recuperación de la voz, para el proceso de enarbolar el relato como una luz viva:
«allá se adentran las hermanas salvajes
a la luz de las palabras nuevas
escriben sus nombres sobre la roca»

-- Eva Gallud


«me dices que me tranquilice porque
mis opiniones me restan belleza
pero no me hicieron con fuego en el vientre
para que simplemente me abrieran de piernas
no me hicieron con una lengua ligera
para que fuera así más fácil de tragar
me hicieron fuerte
mitad espada mitad seda
difícil de olvidar y para la mente del otro
poco fácil de seguir»

-- Rupi Kaur


Y también para explorar un tipo de silencio que anuncia placer, sosiego, deleite; un silencio deseado y custodiado con mimo, como expresan estos versos:

«la belleza no soporta el ruido ni los movimientos excesivos -
 
no debes llevar tu corazón hasta los labios,

perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y del silencio
(…)
debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios»
--Edith Södergran

«Todo hace el amor con el silencio»
--Alejandra Pizarnik

Nos acompañaron asimismo otras poetas como Carol Ann Duffy, Noni Benegas, Kate Tempest o Concha Lagos.

 
En unos días el tercer encuentro...
Poder y Empoderamiento