Los
sábados 30 de junio, y 7 y 14 de julio tuvo lugar en la librería la segunda
edición de los encuentros «La poesía feminista que atraviesa los cuerpos», unas
reuniones en las que, con la poesía de autoras como vehículo e inspiración,
debatimos y compartimos sobre los temas esenciales que forman parte del debate
feminista actual y que, por lo general, tienen a nuestros cuerpos, sus dilemas
y placeres, en el centro. Los encuentros tienen como objetivo principal la
creación de un espacio de mujeres seguro en el que poder compartir inquietudes,
argumentos, dudas, reflexiones (¡y, por supuesto, desacuerdos!) acerca de
debates feministas fundamentales de nuestros días, y en el que compartir y
descubrir cómo la poesía nutre y apela también a esos debates. De hecho, estos
encuentros forman parte de la iniciativa #EnEstaRevoluciónHayPoesía que
entiende que la poesía es una estrategia esencial para la movilización y el
cambio social. Como sostienen dos de nuestras maestras, Adrienne Rich y Audre
Lorde, la poesía no sólo reconstruye los fragmentos dispersos de nuestra
identidad, también nos recuerda que son los vínculos que compartimos los que
tienen posibilidades redentoras. La poesía no es un lujo, es parte
consustancial a la revolución.
En unos días el tercer encuentro...
Poder y Empoderamiento
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Haciendo oír otras (nuestras) voces
«Llevabas diez mil siglos despertando
y el fuego ardía impaciente en tu boca».
--Chantal Maillard
El
segundo encuentro se dedicó a conversar sobre la voz, nuestra voz, su valor y
legitimidad en nuestras sociedades. Recordamos el magnífico capítulo sobre el
«síndrome de Casandra» en el libro Los
hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit, en el que la autora
disecciona cómo la credibilidad es una lucha cotidiana para las mujeres debido
a las prácticas patriarcales que se asientan en la deslegitimación o ignorancia
de nuestros relatos; y ello, como la actualidad nos recuerda, es especialmente
cierto en el caso de los relatos que conciernen a las violencias sobre el
cuerpo de las mujeres. Sobre Casandra recae la maldición de no ser creída
cuando rechaza tener relaciones sexuales con Apolo, por lo que Solnit afirma
que la autoafirmación sobre el propio cuerpo y sobre los deseos por parte de
las mujeres, especialmente en el terreno de la sexualidad, está unida a la representación
masculina de las mismas como carentes de credibilidad, y ante ello cabe su
silenciamiento o ridiculización, como histéricas, locas o exageradas. En la
visión de Mary Beard (Mujeres y poder),
la consolidación y refuerzo de la masculinidad tiene que ver con el
acallamiento de la voz de las mujeres o con su deslegitimación, tal como ocurre
cuando Telémaco hace callar a su madre, Penélope. De ahí la necesidad de que
las mujeres encontremos los espacios y las estrategias para hacer oír nuestros
relatos y que estos sean considerados parte del acervo común de lo importante.
Nos inspiramos en Chimamanda N. Adichie para recordar que la historia única, la
historia que se narra desde el poder patriarcal, es peligrosa, dañina,
invisibilizadora y, en definitiva, falsa en su parcialidad (El peligro de la historia única). O como
diría Kameron Hurley en su libro La
revolución feminista geek: «Tu voz es poderosa. Tu voz tiene sentido. Si no
fuera así, no habría tantas personas esforzándose tanto en silenciarte». Y de
ahí se inicia necesariamente una reflexión que tiene que ver con las mujeres a
las que nosotras mismas invisibilizamos, los relatos que acallamos o a los que restamos
importancia, la pregunta acerca de la voz de qué mujeres queda sistemáticamente
en los márgenes de los debates feministas dominantes.
En
la sesión nos guiaron los versos de poetas que han escrito sobre el
silenciamiento y el imaginario simbólico de las «lenguas cortadas» de las
mujeres:
«toda mi vida
me he
tragado la lengua.
tragado la lengua.
tragado la lengua.
estoy tan atiborrada de mi propia lengua
que podrías pensar que hablar es fácil.
pero no lo es.
-para quienes, como yo, nos guardamos nuestras vidas en
la boca»
--Nayyirah Waheed
«y el silencio su sello puso
sobre labios ya mudos,
qué puede sorprenderte.
(…)
si ya tanto llovió sobre mojado».
--Ángeles Mora
«La página inundada de silencio.
¿La entiende alguien?»
--Julia Uceda
Pero
también hubo espacio para la recuperación de la voz, para el proceso de
enarbolar el relato como una luz viva:
«allá se adentran las hermanas salvajes
a la luz de las palabras nuevas
escriben sus nombres sobre la roca»
-- Eva Gallud
«me dices que me tranquilice porque
mis opiniones me restan belleza
pero no me hicieron con fuego en el vientre
para que simplemente me abrieran de piernas
no me hicieron con una lengua ligera
para que fuera así más fácil de tragar
me hicieron fuerte
mitad espada mitad seda
difícil de olvidar y para la mente del otro
poco fácil de seguir»
-- Rupi Kaur
Y
también para explorar un tipo de silencio que anuncia placer, sosiego, deleite;
un silencio deseado y custodiado con mimo, como expresan estos versos:
«la belleza no soporta el ruido ni los movimientos
excesivos -
no debes llevar tu corazón hasta los labios,
perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y
del silencio
(…)
debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios»
--Edith Södergran
«Todo hace el amor con el silencio»
--Alejandra Pizarnik
Nos
acompañaron asimismo otras poetas como Carol Ann Duffy, Noni Benegas, Kate
Tempest o Concha Lagos.
En unos días el tercer encuentro...
Poder y Empoderamiento
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